jueves, 24 de diciembre de 2015

Navidad 2015

Queridos seguidores de aquí de allá y de más allá, como en años anteriores, en este 2015 que está por terminar, he seleccionado un personaje público para enviarles mi afectuoso saludo de Navidad y Año Nuevo. En esta ocasión se trata de Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido como el Papa Francisco, quien escogió para su pontificado el nombre de San Francisco de Asís, uno de mis personajes históricos favoritos, referido por él como «ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos…En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior».

Me complacen del Papa Francisco su bien llevado gentilicio argentino, su estilo de vida sencillo y riguroso, su sobriedad en el trato, su risa profusa y franca y por sobre todo su enorme valentía para encarar tareas pendientes de la iglesia católica como son la corrupción y la falta de austeridad de sus jerarquías, tan distantes del auténtico mensaje cristiano, así como los abominables casos de pederastia entre unos cuantos pastores de la iglesia. De su proyecto se ha dicho que es muy sencillo: si se sigue a Cristo, se comprende que «pisotear la dignidad de una persona es pecado grave».

Por las redes sociales circulan oraciones sobre los niños, los jóvenes, los esposos, la familia, cuya autoría se le atribuye a Francisco, son muy hermosas y a mi criterio muy “neutras” lo que podría dar poca cuenta de su pensamiento profundo. Me tomé la libertad de consultar la sección de oraciones del Papa en la página oficial de la Santa Sede y la verdad es que no encontré ninguna de las que he recibido por las redes sociales. No quisiera pensar que se trata de alguna estrategia para edulcorar la imagen de un hombre que ha formulado severas críticas a las lógicas del mercado, depredadoras de la tierra en la que todos vivimos. En cambio, ubiqué el texto completo de su encíclica Laudatio si sobre el cuidado de la casa común en la que plantea cuestiones como estas:

-“Todavía no se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”.

-“Es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental, que no son reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales y llevan el peso de sus vidas abandonadas sin protección normativa alguna. Lamentablemente, hay una general indiferencia ante estas tragedias, que suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil”.

-“Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días…La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil…en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado”.

-“No suele haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos. Ellos son la mayor parte del planeta, miles de millones de personas…Muchos profesionales, formadores de opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de ellos, en áreas urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con sus problemas. Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población mundial”.

-«Constatamos que con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados o del llamado primer mundo. Generalmente, al cesar sus actividades y al retirarse, dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener».

-“Cuando las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en su propia conciencia, acrecientan su voracidad. Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir…la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca”.

Con esta última cita que tan bellamente nos recuerda el valor de un corazón pleno de “ser” y no de “tener” me despido de ustedes deseándoles una Feliz Navidad 2015 y un venturoso año 2016!!!







No hay comentarios:

Publicar un comentario