Entre
los días lunes 16 y viernes 20 de abril de 2012 estuve en la ciudad de La
Habana, donde participé, como ponente de un trabajo realizado en coautoría con
la Lic. María Carolina Rondón, en el XII
Congreso Internacional de Información (INFO 2012), organizado por el
Instituto de Información Científica y Tecnológica de Cuba (IDICT), bajo el lema
“La construcción de la Sociedad del Conocimiento y su impacto en el desarrollo
socio-económico y la soberanía”.
La
Habana es una ciudad hermosa. Su parte más antigua, conocida como La Habana
Vieja, fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en el año 1982.
Cuenta con monumentales construcciones en las que se aprecia el uso de piedras
propias del territorio cubano, muy porosas, que le confieren a las paredes
externas de las edificaciones una textura singular y muy atractiva. Algunas de
ellas son La Catedral, la Plaza de Armas, la Iglesia de San Francisco.
Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011
La
calle peatonal Obispo es uno de los lugares más concurridos. También se
destacan, del otro lado de la bahía, El Morro y La Cabaña, desde donde se
obtiene una vista espectacular de la ciudad.
Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011
Todos
los días se realiza en La Cabaña un bonito acto llamado “el cañonazo”, que
rememora el cierre nocturno de la entrada a la bahía en los tiempos de la
colonia, para proteger a la ciudad de los ataques piratas hasta el nuevo día.
Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011
De
más reciente construcción, pero igualmente fascinantes, son el majestuoso
Capitolio, el Hotel Nacional y el Malecón, lugar de encuentro de los habaneros
y del turista. Una actividad divertidísima, que ha sido inmortalizada en fotos
emblemáticas de la ciudad, es observar y hasta recibir un chapuzón del choque
de una ola fuerte contra el muro del Malecón.
Foto tomada de
No
podría dejar de comentar emblemáticos sitios como la heladería Coppelia y los
bares la Bodeguita del Medio, con su famoso Mojito, y el Floridita, con su
también famoso Daiquirí, bebidas favoritas del escritor Ernest Heminway, quien
visitaba estos bares con frecuencia; así como el Centro Cultural San José,
ubicado en los almacenes del puerto, en el que se puede apreciar una variada
muestra de artesanía, pintura y exquisitas tallas en madera.
Con
La Habana mantengo vínculos afectivos muy remotos. La conocí a través de las
historias que me contaba mi padre, Italo, quien la frecuentaba cuando era
oficial de la marina mercante venezolana mucho antes de que yo naciera. Ya en
mi madurez la he vivido y disfrutado de la mano de un habanero, Guillermo, mi
compañero de vida.
En
cuanto al congreso INFO 2012, les
cuento que se organizó al estilo de los grandes congresos que se realizan en el
Palacio de las Convenciones de La Habana. El XII Congreso internacional de
información fue el marco para importantes eventos realizados en simultáneo
y vinculados con la temática, como fueron: Taller
internacional sobre inteligencia empresarial y gestión del conocimiento en la empresa
(IntEmpres 2012), II Foro de acceso abierto a la información, VI Seminario internacional
sobre estudios cuantitativos y cualitativos de la ciencia y la tecnología
“Prof. Gilberto Sotolongo Aguilar” y Seminario-taller Lecciones aprendidas en
programas de ALFIN en Iberoamérica, al que dedicaré mi próxima entrada; así
como varios foros, mesas redondas, talleres, sesiones de posters, y una interesante exposición de productos informáticos y
de información ExpoInfo 2012 en la
que me reencontré con mi querida y buena amiga cubana Lili Domínguez en el
stand de la Universidad de La Habana donde pude conocer un interesante y
valioso multimedia producido por ella
al que llamó A un clic de saber. Como
es usual en estos grandes congresos en el Palacio de Convenciones, la rica
oferta hace muy difícil la selección de las sesiones de trabajo a las que se
desea asistir.
Algunos
números interesantes que dan cuenta de las dimensiones del congreso son los
siguientes: 27 países representados, 234 trabajos y 522 participantes.
Como
es mi costumbre, al concluir mi participación en un evento de esta naturaleza
me planteé un conjunto de reflexiones personales. En esta oportunidad
destaco las siguientes:
1. Sobre la organización del congreso. Las sesiones inaugural y de
clausura fueron realizadas con puntualidad y calidez, se hicieron
reconocimientos, acompañados de semblanzas con apoyo audiovisual, a personas e
instituciones que han hecho posible el congreso desde su primera edición. De
una y otra virtud debemos aprender.
El
congreso manejó una escala que permitió niveles razonables de interacción y
diálogo entre los participantes, así como de movilidad en las instalaciones
donde se realizó. Me permitió
contrastarla con la escala de otros eventos a los que he asistido en el mismo
Palacio de Convenciones en los que estas posibilidades se dificultan debido al
elevado número de participantes. Una comparación como para ponerse a pensar
acerca de qué se obtiene en una u otra situación.
2. Sobre las temáticas tratadas. Las temáticas constituyeron
una muestra bastante representativa del espectro de asuntos que configuran
actualmente el mundo de la información. Cuando cursé mis estudios doctorales en
Educación, pensé que por fin estábamos en la era de los profesionales de la
educación, momento muy esperado por mí si se tiene en cuenta que, cuando seleccioné
mi carrera, era tradición subvalorar la profesión docente ante otras
profesiones de corte liberal y las clásicas medicina e ingeniería. En este
momento pienso que les toca “el turno al bate” a los profesionales de la
información. Esta es una idea que vengo elaborando y sobre la que pienso
escribir próximamente.
Las
propuestas sobre Inteligencia Empresarial siempre fascinan, y aunque existen
distancias reales y artificiales entre el mundo educativo y el empresarial en
cuanto a fines, jergas, abordajes y posturas, siempre me traigo como lección de
esas sesiones el valor que la empresa le da al factor tiempo (al que siempre
me he referido como un recurso no renovable), a la sistematización de la
información y al monitoreo del entorno. Bien podríamos nosotros los
educadores tomar un poco de todo eso.
En
cuanto al tema del acceso abierto (AA), fue muy interesante observar posturas
contrapuestas. Aunque ya casi nadie parece discutir la validez de esta lógica,
no faltan quienes destacan que la gestión de información, aún bajo la lógica de
AA genera valor y eso tiene un costo, y alguien tiene que asumirlo. Las
reacciones alcanzan hasta los más extremistas, que contraponen a la lógica del
AA el derecho al trabajo, según el cual se debe recibir remuneración por
generar ese valor, y hasta el derecho a la intimidad, para retener cierta
información. Interesante discusión en la que todavía queda “tela para cortar”.
Como
en otros encuentros en los que he participado, noté un marcado sesgo del discurso
sobre AA hacia el tema de las revistas científicas dirigidas fundamentalmente a
los investigadores, en desmedro del asunto del AA para educadores, representado
éste por los repositorios de objetos de aprendizaje conocidos como OA. Así lo
hice saber en el II Foro de acceso abierto
a la información. Justamente en ese orden de preocupaciones discurrió mi
conferencia Pertinencia de los Repositorios
de objetos de aprendizaje (ROA) en el ámbito educativo, presentada en la 3ra. Conferencia Internacional de Biblioteca Digital y Educación a Distancia, la cual, bajo el lema: “Expandiendo las
fronteras del conocimiento”, fue organizada por la asociación Nacional de
Bibliotecas, Redes y Servicios de Información del sector Académico,
Universitario y de Investigación de Venezuela (ANABISAI) y los Servicios
Bibliotecarios de la Universidad de Los Andes (SERBIULA), y realizada en la
hermosa ciudad de Mérida, Venezuela, en el año 2009. Pueden consultar la conferencia
en las páginas 16 a 30 de las memorias del referido evento.
Otro
tema muy importante y muy bien tratado fue el de los repositorios
institucionales: buenas conceptualizaciones, ideas en las que se ha alcanzado consenso, además de que se trató en detalle el
asunto que más inquieta en la actualidad, como es la interoperabilidad, tanto técnica como humana.
Interesantes y muy variadas ponencias y discusiones se dieron en el Foro de instituciones de información en el siglo
XXI. Lamenté no poder asistir al resto de las sesiones programadas en el
congreso, pues se realizaban en paralelo pero, a juzgar por el programa, fueron
por demás actuales, interesantes y pertinentes.
En
una próxima entrada comentaré con detalle del Seminario-taller “Lecciones aprendidas de ALFIN en Iberoamérica”, en el cual participé
como ponente del trabajo denominado “Visión integral del campo de la ALFIN ¿Qué
hemos aprendido al respecto?”, elaborado conjuntamente con la Lic. María
Carolina Rondón, ambas de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela.
Para
finalizar, les dejo, a manera de reflexión, una relación de frases expresadas
por los diferentes ponentes durante el congreso. Espero que les resulten tan
sugerentes como a mí.
La ciencia que no se ve no existe.
La ciencia no es ciencia si no se
comunica, si no se queda en el ego.
La ciencia es colaboración.
La ciencia como fuerza del desarrollo.
El conocimiento científico es un bien que no disminuye su
valor al usarse.
La comunicación de resultados tiene costos y alguien
tiene que asumirlos.
Los investigadores del mañana son los
estudiantes de hoy.
El derecho de autor es inalienable.
Las legislaciones de derecho de autor
están hechas para el mundo analógico, no para el digital.
El acceso a la información es un derecho universal.
No podemos vivir sólo del acceso
abierto.
En la gestión de información se genera valor, y eso tiene
un costo.
No existe información sin costo.
Información abierta y libre, salvo la considerada
estratégica y patentable.
Para que la información sea
conocimiento debe ser relacionada.
La innovación es ruptura.
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