jueves, 10 de mayo de 2012

SOBRE MI PARTICIPACIÓN EN EL XII CONGRESO INTERNACIONAL DE INFORMACIÓN EN LA HABANA


Entre los días lunes 16 y viernes 20 de abril de 2012 estuve en la ciudad de La Habana, donde participé, como ponente de un trabajo realizado en coautoría con la Lic. María Carolina Rondón, en el XII Congreso Internacional de Información (INFO 2012), organizado por el Instituto de Información Científica y Tecnológica de Cuba (IDICT), bajo el lema “La construcción de la Sociedad del Conocimiento y su impacto en el desarrollo socio-económico y la soberanía”.
La Habana es una ciudad hermosa. Su parte más antigua, conocida como La Habana Vieja, fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en el año 1982. Cuenta con monumentales construcciones en las que se aprecia el uso de piedras propias del territorio cubano, muy porosas, que le confieren a las paredes externas de las edificaciones una textura singular y muy atractiva. Algunas de ellas son La Catedral, la Plaza de Armas, la Iglesia de San Francisco.


Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011
La calle peatonal Obispo es uno de los lugares más concurridos. También se destacan, del otro lado de la bahía, El Morro y La Cabaña, desde donde se obtiene una vista espectacular de la ciudad.


Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011

Todos los días se realiza en La Cabaña un bonito acto llamado “el cañonazo”, que rememora el cierre nocturno de la entrada a la bahía en los tiempos de la colonia, para proteger a la ciudad de los ataques piratas hasta el nuevo día.


Foto de Diana Victoria Martínez Tancredi, 2011

De más reciente construcción, pero igualmente fascinantes, son el majestuoso Capitolio, el Hotel Nacional y el Malecón, lugar de encuentro de los habaneros y del turista. Una actividad divertidísima, que ha sido inmortalizada en fotos emblemáticas de la ciudad, es observar y hasta recibir un chapuzón del choque de una ola fuerte contra el muro del Malecón.


                                                                        Foto tomada de

No podría dejar de comentar emblemáticos sitios como la heladería Coppelia y los bares la Bodeguita del Medio, con su famoso Mojito, y el Floridita, con su también famoso Daiquirí, bebidas favoritas del escritor Ernest Heminway, quien visitaba estos bares con frecuencia; así como el Centro Cultural San José, ubicado en los almacenes del puerto, en el que se puede apreciar una variada muestra de artesanía, pintura y exquisitas tallas en madera.
Con La Habana mantengo vínculos afectivos muy remotos. La conocí a través de las historias que me contaba mi padre, Italo, quien la frecuentaba cuando era oficial de la marina mercante venezolana mucho antes de que yo naciera. Ya en mi madurez la he vivido y disfrutado de la mano de un habanero, Guillermo, mi compañero de vida.
En cuanto al congreso INFO 2012, les cuento que se organizó al estilo de los grandes congresos que se realizan en el Palacio de las Convenciones de La Habana. El XII Congreso internacional de información fue el marco para importantes eventos realizados en simultáneo y vinculados con la temática, como fueron: Taller internacional sobre inteligencia empresarial y gestión del conocimiento en la empresa (IntEmpres 2012), II Foro de acceso abierto a la información, VI Seminario internacional sobre estudios cuantitativos y cualitativos de la ciencia y la tecnología “Prof. Gilberto Sotolongo Aguilar” y Seminario-taller Lecciones aprendidas en programas de ALFIN en Iberoamérica, al que dedicaré mi próxima entrada; así como varios foros, mesas redondas, talleres, sesiones de posters, y una interesante exposición de productos informáticos y de información ExpoInfo 2012 en la que me reencontré con mi querida y buena amiga cubana Lili Domínguez en el stand de la Universidad de La Habana donde pude conocer un interesante y valioso multimedia producido por ella al que llamó A un clic de saber. Como es usual en estos grandes congresos en el Palacio de Convenciones, la rica oferta hace muy difícil la selección de las sesiones de trabajo a las que se desea asistir.
Algunos números interesantes que dan cuenta de las dimensiones del congreso son los siguientes: 27 países representados, 234 trabajos y 522 participantes.
Como es mi costumbre, al concluir mi participación en un evento de esta naturaleza me planteé un conjunto de reflexiones personales. En esta oportunidad destaco las siguientes:

1. Sobre la organización del congreso. Las sesiones inaugural y de clausura fueron realizadas con puntualidad y calidez, se hicieron reconocimientos, acompañados de semblanzas con apoyo audiovisual, a personas e instituciones que han hecho posible el congreso desde su primera edición. De una y otra virtud debemos aprender.
El congreso manejó una escala que permitió niveles razonables de interacción y diálogo entre los participantes, así como de movilidad en las instalaciones donde se realizó.  Me permitió contrastarla con la escala de otros eventos a los que he asistido en el mismo Palacio de Convenciones en los que estas posibilidades se dificultan debido al elevado número de participantes. Una comparación como para ponerse a pensar acerca de qué se obtiene en una u otra situación.

2. Sobre las temáticas tratadas. Las temáticas constituyeron una muestra bastante representativa del espectro de asuntos que configuran actualmente el mundo de la información. Cuando cursé mis estudios doctorales en Educación, pensé que por fin estábamos en la era de los profesionales de la educación, momento muy esperado por mí si se tiene en cuenta que, cuando seleccioné mi carrera, era tradición subvalorar la profesión docente ante otras profesiones de corte liberal y las clásicas medicina e ingeniería. En este momento pienso que les toca “el turno al bate” a los profesionales de la información. Esta es una idea que vengo elaborando y sobre la que pienso escribir próximamente.
Las propuestas sobre Inteligencia Empresarial siempre fascinan, y aunque existen distancias reales y artificiales entre el mundo educativo y el empresarial en cuanto a fines, jergas, abordajes y posturas, siempre me traigo como lección de esas sesiones el valor que la empresa le da al factor tiempo (al que siempre me he referido como un recurso no renovable), a la sistematización de la información y al monitoreo del entorno. Bien podríamos nosotros los educadores tomar un poco de todo eso.
En cuanto al tema del acceso abierto (AA), fue muy interesante observar posturas contrapuestas. Aunque ya casi nadie parece discutir la validez de esta lógica, no faltan quienes destacan que la gestión de información, aún bajo la lógica de AA genera valor y eso tiene un costo, y alguien tiene que asumirlo. Las reacciones alcanzan hasta los más extremistas, que contraponen a la lógica del AA el derecho al trabajo, según el cual se debe recibir remuneración por generar ese valor, y hasta el derecho a la intimidad, para retener cierta información. Interesante discusión en la que todavía queda “tela para cortar”.
Como en otros encuentros en los que he participado, noté un marcado sesgo del discurso sobre AA hacia el tema de las revistas científicas dirigidas fundamentalmente a los investigadores, en desmedro del asunto del AA para educadores, representado éste por los repositorios de objetos de aprendizaje conocidos como OA. Así lo hice saber en el II Foro de acceso abierto a la información. Justamente en ese orden de preocupaciones discurrió mi conferencia Pertinencia de los Repositorios de objetos de aprendizaje (ROA) en el ámbito educativo, presentada en la 3ra. Conferencia Internacional de Biblioteca Digital y Educación a Distancia, la cual, bajo el lema: “Expandiendo las fronteras del conocimiento”, fue organizada por la asociación Nacional de Bibliotecas, Redes y Servicios de Información del sector Académico, Universitario y de Investigación de Venezuela (ANABISAI) y los Servicios Bibliotecarios de la Universidad de Los Andes (SERBIULA), y realizada en la hermosa ciudad de Mérida, Venezuela, en el año 2009. Pueden consultar la conferencia en las páginas 16 a 30 de las memorias del referido evento.
Otro tema muy importante y muy bien tratado fue el de los repositorios institucionales: buenas conceptualizaciones, ideas en las que se ha alcanzado  consenso, además de que se trató en detalle el asunto que más inquieta en la actualidad, como es  la interoperabilidad, tanto técnica como humana. Interesantes y muy variadas ponencias y discusiones se dieron en el Foro de instituciones de información en el siglo XXI. Lamenté no poder asistir al resto de las sesiones programadas en el congreso, pues se realizaban en paralelo pero, a juzgar por el programa, fueron por demás actuales, interesantes y pertinentes.
En una próxima entrada comentaré con detalle del Seminario-taller “Lecciones aprendidas de ALFIN en Iberoamérica”, en el cual participé como ponente del trabajo denominado “Visión integral del campo de la ALFIN ¿Qué hemos aprendido al respecto?”, elaborado conjuntamente con la Lic. María Carolina Rondón, ambas de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela.
Para finalizar, les dejo, a manera de reflexión, una relación de frases expresadas por los diferentes ponentes durante el congreso. Espero que les resulten tan sugerentes como a mí.

La ciencia que no se ve no existe.
La ciencia no es ciencia si no se comunica, si no se queda en el ego.
La ciencia es colaboración.
La ciencia como fuerza del desarrollo.
El conocimiento científico es un bien que no disminuye su valor al usarse.
La comunicación de resultados tiene costos y alguien tiene que asumirlos.
Los investigadores del mañana son los estudiantes de hoy.

El derecho de autor es inalienable.
Las legislaciones de derecho de autor están hechas para el mundo analógico, no para el digital.

El acceso a la información es un derecho universal.
No podemos vivir sólo del acceso abierto.
En la gestión de información se genera valor, y eso tiene un costo.
No existe información sin costo.
Información abierta y libre, salvo la considerada estratégica y patentable.
Para que la información sea conocimiento debe ser relacionada.
La innovación es ruptura.




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